El ser humano es un animal social por naturaleza, tenemos la necesidad innata de estar acompañados por otras personas y establecer vínculos sociales y afectivos. Así, aunque no todas las personas tienen las mismas necesidades afectivas, por lo general tendemos a buscar cariño. Se trata hasta cierto punto de una convención social, y en ocasiones incluso de una solución instrumental; en este sentido, no son raras las parejas que se forman por mera conveniencia, exista o no amor entre ellos.
Sin embargo, a veces ponemos demasiado énfasis en asegurarnos que nos comportamos de la manera adecuada para satisfacer las necesidades de la otra persona, y perdemos de vista la otra faceta fundamental de los noviazgos y de los matrimonios: cómo nos sentimos nosotros en ellos. Esta visualización también nos hace aprender que no debemos vincular nuestra felicidad presente a ninguna otra persona que no seamos nosotros mismos. Evitar los celos Los celos también son elementos generadores de todo tipo de miedos, complejos y preocupaciones por parte de uno de los miembros de la pareja, y en función de su intensidad pueden acabar convirtiéndose en motivo de separación o divorcio en la misma. Para evitar que esto suceda, es necesario que la persona celosa realice un trabajo personal de introspección para superar este tipo de reacciones tan negativas, que generan malestar tanto en la persona como en su pareja. Esto puede lograrse potenciando las habilidades de autoliderazgo, para que, por un lado, entrenemos nuestra capacidad de ser autónomos y de ser conscientes de nuestras capacidades, y por el otro, adoptemos una mentalidad constructiva que no nos lleve a caer en los impulsos de intentar controlar aquello que no depende de nosotros como el comportamiento de terceras personas.